Dunalastair

Environmental

Dunalastair School buscaba hacer tangible en cada una de sus tres sedes su identidad, historia y proyecto educativo. El desafío era desplegar los aspectos constitutivos de la marca a través de la propia infraestructura que a diario recorren alumnos y profesores.

Para esto, se desarrolló una narrativa visual que reinterpretó los símbolos del colegio, la que se plasmó en fachadas, muros y más de 300 piezas de señaléticas en salas de clases, espacios comunes, y una línea de tiempo interactiva en cada acceso del colegio.

Este trabajo no solo mejoró la orientación y la funcionalidad de los espacios, sino que también generó un impacto emocional, reforzando el sentido de pertenencia de alumnos y colaboradores. La señalética dejó de ser solo un elemento práctico para convertirse en una herramienta que inspira y conecta con la esencia del colegio.