Discurso de Miguel Jofré, Director Ejecutivo TIRONI.
Quiero agradecer a todos y todas por acompañarnos en esta celebración. Créanme que es un honor contar con su presencia y un motivo de mucha alegría el recibir tantas y tan bellas muestras de afecto de personas y organizaciones con las que hemos trabajado.
Hace exactamente 10 años le regalé a Eugenio Tironi una novela del napolitano Erri de Luca en la que se menciona que la vida de una persona equivale más o menos a la de tres caballos. Pienso que, en cierto modo, lo que hoy estamos celebrando con estos 30 años es la vida de nuestro primer caballo y la llegada de un segundo animal, cuyas cualidades están por verse.
Me acordé de esta metáfora cuando buscaba una manera de hablar tanto de nuestra historia como de lo que vendrá. Y me dí cuenta de las muchas oportunidades que como sociedad hemos tenido en los últimos años para aprender que los caminos de la vida no son como los pensábamos. Y que las trayectorias de un país, de una institución, de una empresa como la nuestra, pierden su riqueza cuando se narran de manera lineal.
Cuando llegué a trabajar a Tironi tenía 24 años, más o menos tres años después de su fundación. En ese tiempo éramos un animal muy jóven, verdaderos maestros chasquillas con ganas de cosas grandes, que luchábamos en cada proyecto por definir nuestra identidad. Nos fuimos convirtiendo en una mezcla de personas, disciplinas y procedencias que han ido modelando el carácter mestizo, inquieto y entusiasta que nos enorgullece.
Si en estos primeros treinta años hemos tenido la capacidad y la energía que se necesita para emprender cientos de proyectos tremendamente desafiantes, es porque a la cabeza hemos tenido a una persona con más entusiasmo que nadie, con un espíritu libre a toda prueba, con trabajo, con una alta exigencia siempre respetuosa, una persona que ha permitido que aquello que hemos construido lo hayamos construido realmente entre todos. Quiero pedir un fuerte aplauso para Eugenio Tironi, tanto por su rol en esta empresa como por la forma en que sus ideas han ayudado a tejer una sociedad más democrática.
En TIRONI, como en cada una de vuestras instituciones, hemos ido y venido varias veces, hemos empezado cuestiones que no terminamos, hemos terminado proyectos antes de empezarlos, y hemos comenzado una y otra vez el mismo proyecto sin siquiera darnos cuenta. Quiero decir que nuestra historia es una sumatoria de ciclos, de intentos, de aciertos y fracasos, y una trayectoria que está indudablemente ligada a la de nuestros clientes y a la de nuestro tiempo.
Esta interdependencia se explica no solo porque, obviamente, somos parte de un mismo tejido social, sino por la naturaleza de nuestro oficio, la consultoría, que consiste en influir y dejarse influir por las organizaciones y personas con las que trabajamos. Eso es lo que nos gusta hacer.
Lo digo de esta manera, porque me interesa reivindicar el rol de lo que hacemos, especialmente en una sociedad compleja e intensa como la nuestra.
Somos consultoras y consultores. Eso quiere decir que sabemos de retail, de minería de cobre, de litio, de oro y de tierras raras, de desaladoras, de plantaciones forestales, de autopistas, de finanzas, de aerolíneas, de gobiernos locales, de organizaciones sociales, de políticas públicas, de proyectos institucionales… En fin, de muchas cosas, pero en todo ello somos unos aprendices, porque ustedes, nuestros clientes, han sido y serán siempre nuestros maestros.
Pero, ¿cuál es nuestra contribución? ¿Qué sabemos realmente? Pienso que, al cumplir 30 años, ya es tiempo de revelar nuestro secreto.
Lo que sabemos hacer es aprender rápido de la experiencia de nuestros clientes, para traspasar ese conocimiento entre ustedes. Es decir, tomar una idea que se gestó por ahí y llevarla a un contexto por allá, remozar una práctica que no funcionó aquí para que sí funcione acá, advertir a tiempo un riesgo aquí, porque ya nos explotó por allá. Nuestro secreto es que somos articuladores de un conocimiento colectivo.
Por supuesto que tenemos ideas propias y aportamos puntos de vista independientes, pero el grueso de lo que hacemos es aprender de ustedes y convertir eso en una interconexión dinámica, en una forma de capacidad colectiva para transformarnos. Y esto es lo que más nos interesa de cara a los próximos treinta años, a nuestro próximo caballo, porque necesitamos con urgencia más y mejores formas para transformarnos.
Somos una generación que tiene una responsabilidad enorme, no solo de cambiar rápidamente, sino de hacerlo de manera adecuada. Por eso, nos enorgullece que hoy más del 70% de nuestra facturación proviene de proyectos que tienen como propósito facilitar la adaptación de nuestra sociedad ante las amenazas del cambio global.
Estamos convencidos de que tenemos un rol muy importante, que es ayudar a que las empresas e instituciones de nuestro país tengan su mejor desempeño posible, porque una mejor sociedad no se logra sin mejores empresas, sin mejores organizaciones, sin mejores medios de comunicación, sin un mejor Estado.
Entramos en estos próximos treinta años con espíritu rebelde. No nos interesan las glorias pasadas, no viviremos de ellas, porque nunca lo hemos hecho. Por el contrario, nos rebelamos contra la idea de que el tiempo pasado fue mejor, porque esa nostalgia se nos ha vuelto un obstáculo para ver los futuros que están por venir. Al mismo tiempo, nos rebelamos contra la desesperanza, contra el ánimo nihilista, contra el escepticismo arrogante y la crítica excesiva, venga de donde venga. Y en cambio, queremos alimentar cada día la curiosidad por entender la complejidad de nuestro tiempo y, desde ahí, sumar en la construcción colectiva de futuros mejores para todos.
Nuestro trabajo puede ser entendido, muchas veces, como el intento de desatar nudos. Y para desatar un nudo hay que escucharlo, hay que soplarlo, hay que empujar suavemente más que tirar con fuerza. Pienso que sin duda a esto nos dedicaremos: a unir antípodas, a estirar pliegues y a conectar alternativas.
Ir livianos, frescos y entusiastas para contribuir desde nuestro trabajo a una mejor sociedad es un compromiso que asumimos ante ustedes y una actitud colectiva a la que no vamos a renunciar. Y lo haremos sin complejos para cambiar, para equivocarnos, para ser disruptivos, para ser conservadores, porque eso es enfrentar con valentía lo que vendrá.
Y no les quepa la menor duda de que vamos a pasarlo bien, porque el placer no es condición suficiente pero sí necesaria para actuar con rebeldía.
Nos gusta TIRONI, porque se parece a la sociedad en la que queremos vivir. Y desde aquí seguiremos explorando con entusiasmo lo que viene. Por eso, una advertencia: cuidado con las cosas que nos proponen, porque prendemos con agua.
En fin, en TIRONI sabemos que las cosas no son como son, sino como somos. Por eso, se cambian entre todos, o no se cambian.